Un respeto a la Lateralidad

Escribo esta nueva entrada porque estoy un poco harta de todo. Ya he escrito anteriormente algo sobre este tema; donde contaba mi historia de zurda y cómo desde la guardería me obligaron a cambiar de mano; tratándome de quitar algo con lo que nací.
Además contaba algunas situaciones y anécdotas vividas. Pero han surgido novedades que recogeré aquí.

Aún hoy, con 23 años, mi familia sigue con su manía. Mi propia madre no para de decir que yo no soy zurda; cuando ella, como madre, es la primera que sabe toda mi historia.
No pueden pretender meterme en la cabeza algo que yo misma sé que no es verdad; estoy muy cansada de vivir una vida que no es la mía y tengo mucha impotencia acumulada, de estar toda la vida desviada de mi camino; me siento como a la deriva.
¡Es que ni siquiera me dejan tocar mi guitarra a mi manera! Yo la cojo instintivamente como zurda que soy y me obligan a darle la vuelta y cogerla como los diestros; pero teniéndola así me siento incomodísima. Ya no sé qué hacer; siempre tengo que esperar a quedarme sola en casa para poder tocar tranquila.
Es que son todos; mi madre, mi padre, mis abuelos... desde que me vieron cómo cojo la guitarra empezaron a machacarme en plan como si yo fuera una drogadicta o algo por el estilo, sólo para que la coja “como hay que cogerla”

También quiero destacar que no me gusta nada hablar mal de mi familia; cuantas más cosas relato peor me siento, pero tengo mucha impotencia acumulada: hay cosas que duelen y no sé qué hacer.
Una cosa es opinar; eso es libre; cada persona tiene derecho a dar su punto de vista. Pero otra cosa distinta es imponer; esto coarta la libertad de las personas. Así es exactamente como yo me siento; siento que están atentando contra mi libertad; no entiendo por qué si yo me siento más cómoda haciendo las cosas con la izquierda, aún quieren que las haga con la derecha...Como si aún estuviéramos en la Inquisición o yo tuviera 5 años. Estoy harta; no les pido que me aplaudan porque tampoco es obligatorio estar orgullosos, pero el que no les guste no significa que puedan obligarme a ser algo que no soy; la libertad de uno termina donde empieza la de otro. Lo único que pido es que me dejen hacer las cosas según mi comodidad; igual que ellos las hacen según la suya. No pido que levanten un monumento en honor a los zurdos ni nada de eso; tan sólo que me dejen vivir a mi manera.

He aguantado muchos comentarios de todo tipo sobre este tema a lo largo y ancho de mi vida, pero el tema de la guitarra ya es el colmo, es que me parece increíble; si quien va a tocar soy yo, yo soy la que tiene que estar cómoda, pero no! La tengo que coger como si fuera diestra sólo para que los demás estén contentos y no tener que aguantar más discusiones de las que ya he soportado. Esto no me parece normal; en mi opinión es una falta de respeto hacia mi persona.

Ya he intentado hablar con ellos de mil maneras y explicándoles lo que escribo aquí, pero no me hacen caso; mi familia es muy difícil y yo estoy que ya no puedo más; encima tienen la cara de preguntarme qué me pasa, por qué estoy seria, que parezco amargada... Ya me dirán, si esta situación es como para ponerse a bailar salsa.
Algún zurdo que haya pasado por lo mismo que yo sabe lo que se siente cuando lo fuerzan a usar la otra mano; es una impotencia enorme, una desesperanza, unas ganas de dejarlo todo y no hacer nada, es que no sé cómo describirlo. Y más cuando uno ya está en una edad para hacer lo que le de la gana sin hacer caso a nadie; pero vivir todavía con los padres y no tener trabajo es como estar en una dictadura; hay que callarse y hacer lo que le digan.
Pero seguro que opinará lo mismo que yo: Que este trato es un ensañamiento, una soberana falta de respeto y que tengo motivos de sobra para estar cabreada; y desearía que por un día el mundo se volviera del revés; que la mayoría fuera zurda y a los diestros que se comportan así les obligasen a hacer todo con la izquierda. La misma incomodidad e intimidación que sentirían ellos es la que sentimos nosotros.
Soy zurda; ¡¡Es mi naturaleza!! Así que... no creo que cueste mucho trabajo vivir y dejar vivir.