martes, 30 de diciembre de 2014

Balance del 2014

"A ver si las próximas navidades; o si no las siguientes, puedo celebrarlas ya allí"
Con esta frase empezaba el año pasado el último párrafo de mi balance del 2013, cuando estábamos a punto de recibir a este año que ya llega a su fin. Con "allí" me refería a la península y estaba escribiendo desde Lanzarote.
Y tal como lo deseé, se ha cumplido. Escribo el balance de 2014 desde Madrid; aquí llevo desde el verano.

2014 ha sido un año diferente; un año en el que he avanzado en la vida, he cumplido sueños, he alcanzado algunas de mis metas.
Como todos sabéis, llevaba varios años queriendo venir a la Península. Y aquí estoy al fin.
No sólo eso; sino que además he encontrado trabajo; esto ha sido el mejor suceso bueno de este año. Llevo dos meses trabajando; es mi primer trabajo y estoy muy contenta; espero que dure.

En contraposición, la peor anécdota del año ocurrió en la víspera de Reyes y fue la muerte prematura, inesperada y repentina de mi perrita; con sólo 6 años y medio. Ya va a cumplirse un año y todavía la echo de menos. Esto es lo único malo a destacar del año; si ha habido alguna otra mala vivencia, carece de importancia con respecto a ésta.Si no sabíais cuál podría ser el peor regalo de Reyes, aquí está la respuesta; y encima por adelantado. Aquella noche del 4 al 5 de Enero de 2014 fue la peor de mi vida.

Este año también he vuelto a ver a Almudena; una amiga de la infancia a la que hacía unos 10 años que no veía. Hemos pasado una tarde juntas y esperamos que no tengan que pasar otros 10 años hasta que nos volvamos a ver.
También me he reencontrado con otra amiga llamada Silvia a la que tampoco veía desde que tenía 12 años.

Y además, he disfrutado de la nieve por primera vez en mi vida; gracias a mis amigos Alicia y Txutxi.
La nieve es algo que suele gustar a mucha gente pero los que ya están acostumbrados no se imaginan lo que significa para quien es la primera vez; ya que he vivido toda mi vida en un sitio donde nunca nieva.
Aunque estuvimos poco rato, ha sido una experiencia muy significativa y seguro que no será la única.

Como veis, ha sido un año en general como todos; con sus altos y sus bajos, pero diferente porque se han dado en mi vida muchos cambios que no se dan tan a menudo.

¡¡Saludos a todos y feliz 2015!!
Espero el año que viene seguir aquí en Madrid e ir a comer las uvas a La Puerta del Sol; seguro que es una experiencia inigualable. Este año me quedo con las ganas de ir porque no tengo con quien; pero si lo deseo con todas mis fuerzas para el año que viene, igual se cumple; tal y como el año pasado deseé celebrar las presentes navidades en Madrid y aquí estoy gracias a mis tíos que me han acogido en su casa.


miércoles, 22 de octubre de 2014

¡He encontrado trabajo!

Alcanzada una de mis principales metas:

He encontrado trabajo; con esto, me estreno en el mundo laboral. Hoy ha sido mi primer día y vengo contentísima.

Llevaba varios años buscando trabajo en Lanzarote y había tenido varias entrevistas, pero luego no me cogían al no tener experiencia (Buscaba el primer empleo).

Dos meses en Madrid, y a la primera entrevista consigo el trabajo.
Encima, justo donde quería; dejé currículums en más bares de 100 Montaditos que en otro tipo de sitios.
Me gusta el 100 Montaditos; suelo cenar ahí de vez en cuando; y ahora desde dentro también me gusta el ambiente de trabajo y el buen rollo que hay.



















lunes, 22 de septiembre de 2014

Dos meses en la Península

Hola a todos mis lectores.

Como algunos ya habréis advertido, llevo una buena temporada sin pasarme por los blogs.
No es que haya decidido dejar de publicar; jamás haría algo así sin avisar. Lo que pasa es que entre una cosa y otra, no he tenido tiempo o no se me ha ocurrido nada de lo que escribir. Pero ello no significa que no me hayan pasado cosas nuevas dignas de contar. Sí que vengo con novedades; y son las que contaré a continuación.

Qué mejor día que hoy para actualizar el blog...


Como muchos sabréis, llevo varios años expresando mi deseo de cambiar de aires; irme de Lanzarote e intentar comenzar una nueva vida en la península. En estos precisos momentos estoy escribiendo desde aquí; desde la Península. 
Estoy a mitad de camino de cumplir mi sueño. Hoy, se cumplen dos meses de mi llegada.

La tarde - noche del pasado 22 de Julio de 2014, llegué a Madrid.
Al día siguiente fuimos a Casavieja; el pueblo de veraneo de mis tíos de Madrid; y el 2 de Agosto llegaron mi tío y mi primo que todos los años vienen desde Barcelona.
Fue un mes de vacaciones antes de empezar la nueva rutina. El 23 de Agosto los de Barcelona volvieron para allá, y al día siguiente, nosotros para Madrid. 


Desde entonces, estoy buscando trabajo en la capital española. Día sí y día también; excepto los fines de semana, salgo a preguntar en diferentes sitios y dejar currículums. Mientras estoy en casa, sigo buscando trabajo por Internet; pues hay empresas que sólo admiten el envío de currículums por este medio, además de muchos portales de empleo.
Estoy poniendo mucho de mi parte y espero que mi esfuerzo se vea recompensado; que algún día me llamen y me den esa primera oportunidad laboral sin la cual, nunca tendré esa experiencia que todos piden.

Pero sobre todo, porque de momento mi estancia aquí es limitada; no puedo ni tampoco es mi intención estar toda la vida en casa de mis tíos sin aportar nada.
Si llega Enero y aún no he encontrado trabajo, tengo que volver a la isla; y la verdad es que me sabría muy mal. Me siento feliz en la península; y con esto no quiero decir que no vaya a volver nunca a Lanzarote.
Por supuesto que sí quiero ir... Pero de visita; la isla está bien para pasar unos días o unas vacaciones; pero vivir siempre allí aburre; como ya he dicho en varias ocasiones.
Claro que echo de menos a mis padres; y no es para menos; pues ya son dos meses fuera de casa, es la primera vez que paso tanto tiempo fuera; y quieras o no, se empieza a echar de menos a la familia, nuestro cuarto, nuestras cosas... 

Por eso quiero ir: para ver a mis padres; ya que no quiero dejar de verlos. Pero luego volver aquí y seguir haciendo vida aquí; traerme más cosas mías que de momento he dejado atrás porque no me cabían en la maleta...

Espero encontrar un trabajo que me permita llegar a la cumbre de mis sueños; hacer realidad todo lo que estoy pensando. Hace mucho tiempo que quería venir a la Península; ya estoy aquí, ya tengo medio camino hecho.
Tener que volver a la isla para quedarme, supondría un fracaso enorme. Estaría otra vez en el punto de partida; como si no hubiera avanzado nada; y lo peor es que, después de tanto tiempo aquí, no sé si podría volver a venir en verano; con lo que me quedaría sin ver a mi primo al que tanto cariño tengo y él también me lo tiene a mí. Nos llevamos viendo 4 años seguidos y nos llevamos especialmente bien. En 4 veranos ya me he acostumbrado y me costaría asumir el cambio de no podernos reunir el siguiente.


Un saludo a todos; ahora, desde Madrid.

martes, 18 de febrero de 2014

Cuando el desempleo toca la moral

Hace un tiempo, escribí en este mismo blog una entrada titulada "Harta de todo"
Pues bien, la situación no ha cambiado mucho desde entonces; desde aquel agosto de 2012 cuando escribí aquella entrada. Bueno, ya me venía sintiendo así desde mucho antes; porque si lo escribí fue porque ya no podía más.

A veces me pongo a pensar en mis planes futuros y no sé si sentirme esperanzada o frustrada.
Dicen que en la vida hay que tener aspiraciones, ilusiones; metas que alcanzar; que eso es lo que le da sentido a la vida.
Yo las tengo, pero el problema es que ya no sé cómo seguir luchando por alcanzarlas. El tiempo pasa y pasa y yo me mantengo siempre en el mismo punto; a la deriva, sin poder avanzar a medida que voy cumpliendo años. La vida se va sin que yo pueda ir cumpliendo mis sueños. 
¿De qué me sirve tener ilusiones si no puedo realizarlas? El tiempo no espera por nadie y la vida no es eterna.
No se puede vivir a base de metas que no se van a poder alcanzar; esos sueños hay que hacerlos realidad; si no, tampoco tiene sentido tenerlos. Lo que pasa es que para cumplirlos necesito dinero, y para tener dinero necesito trabajo. Y ni lo tengo ni lo encuentro por ningún sitio.

Quisiera sacarme el carnet de conducir, mudarme a la península (Preferiblemente, Barcelona), hacer el Camino de Santiago, y moverme; desplazarme; coger la carretera y perderme por ahí cada vez que haya tiempo; hasta recorrerme la península entera.
Pero no puedo. No puedo hacer nada. ¿Por qué? 
Por el mismo problema que tienen 6 millones de personas más en este país: No consigo encontrar trabajo. Ni tengo trabajo, ni tengo un duro para nada.

Tengo 25 años (Casi 26; los cumplo el mes que viene), y aún sigo en casa de mis padres. ¿No es desmoralizante? Cualquier persona en épocas fuera de crisis y con esta edad, ya está independizada, con su trabajo, viviendo su vida y haciendo lo que le da la gana. 
Algunos incluso casados y con hijos (Que no pretendo este punto de momento; esto es lo único en lo que no tengo ninguna prisa)

Estoy harta de ser una ni-ni en contra de mi voluntad; quiero trabajar y me hierve la sangre escuchar quejarse a la gente que tiene trabajo, sólo porque tienen que ir a trabajar y no pueden quedarse en casa rascándose la barriga. ¡Ya quisiéramos muchos de los que estamos en paro tener la suerte de tener ese trabajo del que reniegan los que lo tienen!

Y no critico a los que se quejan por otro tipo de motivos; como malos rollos entre los compañeros, que no les paguen, que les hagan a acoso laboral o cosas por el estilo; ahí si es comprensible quejarse y querer dejarlo.
Hablo de los que se quejan simplemente porque no quieren ir, porque prefieren quedarse en casa vagueando.

Pues algunos ya estamos muy quemados de "vaguear".
Los que han tenido la suerte de no haber estado así, no saben el nivel de estrés que genera estar todo el día con esa incertidumbre, cansado de echar tantos currículums para nada, ir mil veces a las oficinas del paro y ETTs y, acabando encerrado en casa subiéndose por las paredes; sin nada que hacer y sin saber ya a dónde ir a seguir buscando trabajo; que llegamos a un punto que el simple hecho de buscar trabajo debería estar considerado un trabajo.

Quien esté un tiempo así; sin nada que hacer ni encontrar nada, sabrá lo que quema esta situación. Porque puede llegar a ser igual de estresante que cualquier trabajo forzado; deja a uno por los suelos, acabado moralmente, sin ninguna motivación por nada, y encima, sintiéndose fatal consigo mismo.
Esta situación amarga la vida a cualquiera.

Tener un sitio a donde ir y ganarse un sueldo para vivir y ser libre, en el sentido de no tener que depender económicamente de nadie, ni aguantar que te controlen todo, ni dar explicaciones; tener un motivo por el que levantarse cada día; ponerse un uniforme. Algo que nos llene; que nos hace sentirnos realizados como personas y que nos distraiga de la monotonía de la casa. Tomarnos un aperitivo y sentirnos orgullosos de ello; porque es algo que hemos conseguido tras un esfuerzo. 
La satisfacción de llegar cansado a casa; después de un día de trabajo y de esfuerzo por uno mismo. 
Así el descanso y los ratos de ocio son mucho más placentero y tienen más valor que si estamos todo el día desocupados, inactivos.

Yo de lo único que estoy llena es de aburrimiento.
El hastío ya es tal, que preguntas tan normales como pueden ser: "¿A qué te dedicas?", "¿Estudias o trabajas?", "¿De qué buscas trabajo" ... me ponen de muy mala leche.
Pero tranquilos; que no es nada en contra de la persona que me lo pregunta; pues es muy normal preguntar eso cuando se está conociendo a alguien o cuando alguien se preocupa y se interesa por nuestra situación.

Es más bien contra mí misma y contra la situación; me fastidian porque no sé qué contestar o porque temo que si no hago ninguna de las dos cosas, las personas me vean como una vaga o una mantenida; como un parásito.
¿Qué les voy a decir? ¿Que estoy cansada de buscar trabajo por todos lados y no encontrar nada, y que por eso me paso el día en casa cuidando a mi hermana y casi sin salir de mi cuarto?
En cuanto a lo otro, es que ni yo misma sé qué busco; puesto que no tengo experiencia en ningún puesto; busco el primer empleo.

Encima hay muchos "iluminados" que seguramente un día se dieron un golpe chungo en la cabeza, para andar diciendo que quien no trabaja es porque no quiere... 
¡Y una polla que se coman! Sí hombre, los 6 millones de parados que hay en España estamos parados porque no queremos trabajar, sí, claro.

Yo busco trabajo y no lo encuentro. 
Quiero trabajar para despegar del nido, hacer mi vida y cumplir mis sueños; estudiar ya he estudiado bastante aunque no haya hecho ninguna carrera. Tengo el bachillerato y cursos de informática, inglés, y manipulación de alimentos.
Y tampoco es plan de pasarse toda la vida estudiando; ya tengo casi 26 años. Y me siento como si tuviera 15 y como si no tuviera ninguna expectativa; porque a pesar de que las tengo, no puedo cumplirlas.
Más tiempo estudiando es más tiempo de dependencia económica; tendría que estar trabajando y ganándome mis cosas por mí misma desde hace tiempo.
Pero aun así, no se crean que estoy sin hacer absolutamente nada. Aparte de colaborar en casa con mi hermana y las tareas, estudio por mi cuenta en Internet: inglés, catalán, y la teórica para el carnet. (Y busco trabajo, claro)

Encima me dicen que no hago nada y "vivo bien".
Sí hombre... ¿Desde cuándo vivir bien es estar encerrado sin ya saber ni a dónde ir a buscar trabajo, y viendo pasar la vida ante tus ojos, con tus objetivos a años luz?
Ese tipo de comentarios me hacen sentirme más mierda y más inútil todavía.
Viviría bien si tuviera un trabajo. Los que me dicen eso deberían pasarse 8 o 10 años en mis zapatos y luego me cuentan lo "bien" que han vivido.
A ver si eso es vivir bien; tener que depender de los demás para todo sin pretenderlo. A ver cuánto tardan en derrumbarse.
Es algo que desgasta, y mucho.

¿Qué vamos a hacer; yo y otras personas en la misma situación, en una época y país donde hasta para fregar escaleras te piden experiencia?
Este es el principal problema por el que no encuentro trabajo: Todos quieren gente con experiencia; pero así, ¿Cómo va a encontrar trabajo quien busca el primer empleo? ¿No trabajaremos nunca? Alguna vez tendrá que ser la primera y así es como se coge esa experiencia que todos piden;  nadie nace con ella ni se la va a inventar. Se adquiere precisamente trabajando. Pero claro, no quieren gente sin experiencia. Entonces tampoco la tendremos; por más vueltas que le doy, siempre llego al mismo punto; como la lagartija que se muerde la cola.
Si no dan oportunidades, difícilmente podrá incorporarse al mundo laboral quien aún no ha empezado.
Además, hoy en día para muchos trabajos también piden tener el carnet... Y yo quiero trabajar precisamente para podérmelo pagar.

Cada día me cuesta más levantarme de la cama; porque... ¿Para qué?
No le encuentro sentido ni tengo ninguna motivación. 
Para tener que enfrentar un día más igual que todos. Aburrida, harta, quemada, agobiada, amargada, de mal humor, triste, subiéndome por las paredes, muerta de asco, y con cierta envidia al ver que muchos cumplen sus objetivos, llevan la vida que quieren, y yo no llego a nada.

Tampoco tengo ya ganas de salir para nada; y no es sólo no tener ganas, sino que también me cuesta; es como si estuviera físicamente agotada todo el día. Me lo tengo que pensar mucho y al final opto por quedarme en casa; he pasado semanas enteras sin salir ni a un simple paseo.
Me molesta todo de todo el mundo, no aguanto a nadie, tengo todo el día un desinterés general por todo, una apatía y una tristeza que no sé ni de dónde viene.

Y es que no es sólo el hecho de no encontrar trabajo. Es todo: el sentirme por eso como una auténtica inútil y una carga para mis padres, es también la aún reciente muerte de mi perra; a la que aún echo de menos, y el hecho de estar lejos de donde me gustaría; no me gusta vivir en Lanzarote; me quiero ir a la península; y si pudiera me iría ahora mismo. 
He pensado en ir a buscar trabajo allí; puede que haya más posibilidades que en ésta isla pero... ¿Cuánto tiempo voy a ser otra carga para mi familia de allí, hasta que encuentre algo? 

Además, ¿De dónde saco el dinero para irme? Lo mismo que para sacarme el carnet de conducir; que además también he pensado en sacarme varios para así ampliar mis posibilidades laborales; no limitarme sólo al B; sino sacarme además el BTP, el C, el D, y los dos CAP. 
Pero claro, surge la misma pregunta: ¿Con qué dinero? 

Sin dinero no puedo hacer nada; y si no consigo trabajo no tendré nunca dinero.
Por eso no puedo hacer nada; y deprime mucho no poder llevar la vida que se quisiera.

En fin, que sigo estando harta y hasta las mismas narices de todo.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Un mes sin mi perrita (DEP)

Esto es un homenaje a alguien que, a pesar de no ser una persona, fue para mí una gran amiga y un miembro más de mi familia.
Se trata de mi perrita, que falleció hace hoy un mes y todavía la echo de menos.

Kimba llegó a mi casa una tarde - noche de mediados de noviembre de 2007, cuando tenía 6 meses. Me la regaló un amigo porque sus padres ya no se la dejaban tener.

Desde el primer momento se convirtió en lo más importante para mí; pues hacía mucho tiempo que quería un perro y mis padres no cedían.
Juntas compartimos muchos paseos y mucha compañía; fueron 6 años de total entrega una con otra.

Así es; cuando murió, aquel fatídico 5 de Enero de 2014, sólo tenía 6 años y 8 meses, y ni siquera sé lo que le pasó; lo cual hace que mi dolor sea más grande.
Fue una muerte muy repentina y un duro golpe del que a veces dudo si he conseguido o no levantarme del todo.
Hasta el último día estaba perfectamente; os pongo en situación y os cuento al detalle los hechos y mis sentimientos al respecto.

Todos los días, al yo coger las llaves y la correa, se ponía en alerta e iba corriendo hasta la puerta; ya que asociaba el sonido de las llaves con el paseo.
Aquella noche del día 4 observé algo extraño y diferente, y es que al disponerme a sacarla, ya no fue corriendo como siempre; fue hasta la puerta caminando muy despacio.
Y durante el paseo, igual.

No sabía por qué tanta falta de energía de repente; pero no me imaginaba que fuese algo tan fulminante como para encontrármela muerta a la mañana siguiente al levantarme, cuando fui a verla preocupada por cómo la vi la noche anterior.
Mala manera de empezar el día, el año, y mal "regalo" de Reyes por adelantado.
No me puedo sacar de la cabeza la imagen de su cuerpo sin vida; lo primero que vi aquella mañana al levantarme. Me quedé destrozada.
Lo primero que pensé fue: "Ya nunca te va a volver a molestar, hija de puta"; refiriéndome a una vecina que siempre se quejaba de que supuestamente la perra ladraba mucho y que en una ocasión insultó a mi hermana; llegué a sospechar que ella me la había envenenado. 

Porque además, la tarde-noche anterior; desde la carroza de la cabalgata de Reyes, la vimos en su ventana y mi hermana se puso a hacerle burla e imitar ladridos de perro; y ella nos miró con muy mala cara y entró rápido. Por eso pareció mucha casualidad que justo después la perra ya estuviera mala.

Pero luego contando los síntomas a gente que sabe de éstas cosas, todos apuntan a que tiene más pinta de haber sufrido un infarto.
En el suelo había un poco de vómito; pero el envenenamiento tiene más síntomas aparte de vómitos.
Un amigo me dijo que al perro de un amigo suyo le pasó algo muy parecido; los mismos síntomas que yo comento: Cansancio y que luego aparece muerto. Y según el veterinario que le hizo las pruebas, lo que le pasó fue que le dio una angina; se le reventó una venita del corazón.
Y otra amiga me dijo que es muy común que éste tipo de perros tengan problemas de corazón.

Además coincidió con las fiestas; en las cuales todo el mundo tira petardos y éste tipo de artefactos causan mucho estrés en los perros.

A la mía no le hicieron la necropsia porque costaba más dinero y mi padre dijo que no; así que me quedo sin saber la causa exacta de la muerte; pero ahora que ya no hay nada que hacer, sólo espero que no haya sufrido.

La entregamos al veterinario para una cremación colectiva; por lo que ni pude enterrarla por mi cuenta (No es legal si no se tiene terreno propio), ni pude conservar sus cenizas como en el caso de cremación individual; pero cuesta más.

Me la encontré aquella mañana en su camita y en un principio pensé que estaba dormida; pero no se movió al yo dar golpes en la ventana ni al abrirla.  (Ella dormía debajo de la ventana)
Lo primero que me extrañó fue que no se subió al alféizar como hacía siempre, al yo levantarme y hacer algo de ruido en mi cuarto. Por eso mi primera reacción fue golpear la ventana.
Al abrir y llamarla y tampoco se movía ni nada. Al sacar el brazo para tocarla y notarla tan rígida, me dio una impresión muy fuerte; quedé en shock; me quedé paralizada y sin saber ni cómo reaccionar. Sólo me acuerdo de que empecé a temblar. Deseaba que aquello fuera una pesadilla de la que despertar.

Después se despertó mi hermana y me preguntó por qué estaba llorando. No sabía cómo decírselo porque ella también quería a la perrita y tiene 11 años. Fui directa al grano: "Kimba está muerta"; fue lo único que me salió y lo dije como pude; ya que tenía tal nudo en la garganta, que no podía ni hablar.

En ese momento estábamos las dos solas; pues mi padre estaba trabajando y mi madre se había ido a comprar los últimos regalos de Reyes; así que yo estaba sin saber qué hacer; mirando incrédula hacia la ventana sin atreverme a volver a asomarme, muy nerviosa y dando vueltas por toda la casa, saliendo las dos a la calle a comentárselo a unos vecinos que estaban fuera, y mi hermana fue quien llamó a mis padres y a mi abuela para decírselo.
Más tarde me empezó a doler el estómago y la cabeza, y a darme mareos.


Me sentía totalmente incapaz de volverla a tocar y cogerla; pero sabía que tenía que hacerlo para entregar el cuerpo al veterinario. Así que con ayuda de un primo y provistos de unos guantes, la cogimos, la envolvimos en unas toallas y la metimos en unas bolsas; que antes de cerrar, le agarré por última vez la patita que le había quedado por fuera de las toallas; como dándole la mano.
Antes de meterla en la bolsa; cuando la estábamos envolviendo en la toalla, vi que tenía los ojos medio abiertos y me sentí doblemente mal.
Ya cubierta, llevándola yo en brazos al coche de mi padre para ir a dejarla en el veterinario, le di un beso antes de ponerla en el maletero. Al llegar yo me quedé hablando con la veterinaria y fue mi padre quien la sacó del coche y se la entregó.

Me cuesta reponerme y en parte me siento culpable e impotente al pensar que quizás pudo haberse evitado si me hubiera dado cuenta antes de que le pasaba algo, y haber hecho algo a tiempo. A lo mejor a su manera con aquel cambio de comportamiento, quiso decirme que algo le pasaba y yo no supe entenderla.
También me siento arrepentida de cosas que no hice del todo bien. Yo la llevaba al veterinario; si a lo mejor no lo hice todas las veces que debí, era por falta de dinero; pero en casa estuvo bien cuidada y nunca falté a ningún paseo. Si alguna vez por algún motivo no podía sacarla a la hora acostumbrada, la sacaba más tarde o más temprano; pero siempre la sacaba.
Y si casi siempre estaba en la terraza era porque mi madre así lo quería; pero cuando ella no estaba yo siempre la entraba a casa.
Me da pena acordarme de cuando arañaba la puerta o la ventana de mi cuarto (Que da a la misma terraza; es un patio trasero), o saltaba dando golpes en la puerta queriendo entrar, y si estaba mi madre en casa no podía entrarla y empezaba a gimotear. Me duele por las veces que no le hice caso. 
Si fuera por mí, la habría tenido siempre de dentro.
A veces siento que no he sido una buena dueña; que podría haber dado más de mí.

Aquella noche al volver del paseo y sacarla a su patio como siempre, se quedó quieta al lado de la puerta, no salió sola como hacía siempre; así que la saqué yo. Creo que ella sabía que le quedaba poco tiempo y quería pasarlo conmigo; me duele haberla dejado sola y no haber estado.
Al rato me asomé y vi que estaba bien; le di la caricia de buenas noches como siempre, y no había nada raro. Volví a asomarme antes de dormirme y estaba echada con la cabeza levantada; aún despierta y con la mirada tranquila.
Esa fue la última vez que la vi con vida.

No me esperaba ésto tan pronto; aún le quedaba aproximadamente media vida para morir de vieja; teniendo en cuenta que los perros viven alrededor de 12 años, y ella se fue con 6 y medio.
Si la hubiera visto envejecer, me habría dado tiempo a mentalizarme de que un día no muy lejano se iba a ir; prepararme para el trance, y tal vez no sería tan duro como en este caso en que me pilló por sorpresa; de manera inesperada.
En este caso no es tan fácil asimilarlo como cuando se ve venir debido a la edad. (Que no significa que no duela igual; claro que duele de todas formas porque no deja de ser una pérdida irrecuperable)

Y es que ni siquiera pude despedirme de ella. Estar a su lado en sus últimos momentos para no dejarla morir sola; darle una última caricia antes de que se apagara del todo.
Al igual que ella siempre estuvo conmigo; incluso me concedió aquel último paseo aún sintiéndose apagada.

Sé que ya ha pasado un tiempo (Un mes exactamente)
Pero aún estoy tocada. Ya no tanto como los 3 o 4 primeros días, pero aún sintiéndome mejor, la echo de menos.
Por otra parte, a veces siento que ya lo he superado y la recuerdo con cariño y una sonrisa; pero paso por momentos en que me entra un bajón y vuelvo a derrumbarme y llorar al notar su falta y saber que nunca volveré a verla. Después de varios días sintiéndome mejor, anoche volví a llorar por ella; porque se cumplió un mes exacto del último momento en que la vi con vida y me acosté tranquilamente; sin imaginarme la desagradable "sorpresa" que me encontraría al levantarme por la mañana.


En casa todo me recuerda a ella y me agobio. Sobre todo cuando llegan las horas acostumbradas a las que siempre salíamos a pasear... Y ya no está para sacarla.
Cuando salgo yo sola y me encuentro con gente que conocí paseando ellos también a sus perros; los cuales jugaban con Kimba, se me viene el mundo encima al tener que decirles que ya no está.

Me duele no ver ni notar su presencia donde antes estaba; se ve todo tan vacío...

Tal vez ahora sea el momento de irme a la Península como tengo metido en la cabeza desde hace 2 años. Cambiar de aires me irá bien; me ayudará a superarlo más rápido.
Si me hubiera ido antes, me la quería llevar conmigo en cuanto fuera posible; por nada del mundo iba a dejarla atrás. Tal vez el no poder llevármela era lo que más me frenaba; el cariño que le tenía podía más que mis sueños. Me daba mucha pena dejarla; no quería. La echaría tanto de menos como ella a mí, los perros también sufren la separación; también echan de menos a los dueños cuando no están. Yo la echaba mucho de menos cuando me iba de vacaciones; y sé que ella a mí también. Mis padres me contaban que se ponía triste y se dedicaba a buscarme por toda la casa.

Dicen que hay que buscar el lado positivo de todo; incluso de los acontecimientos más trágicos; así que si tengo que verle algo positivo a ésta pérdida, es esto; que ya puedo irme sin pena desde que tenga la menor oportunidad; ya no hay nada que me ate a seguir en esta isla que tanto me aburre desde hace tiempo.

Aunque en parte pensar esto me hace sentirme egoísta y como si hubiera querido librarme de ella como si fuera un obstáculo; cuando nunca fue así.

Algunos pensarán que es una tontería que roza lo ridículo, que no es normal estar así puesto que no era una persona. Incluso habrá quien falte gravemente al respeto opinando que "Es de anormales llorar por un puto perro de mierda"...
Pero para mí y para muchos dueños de animales que han llegado a cogerles cariño, no era sólo un simple perro que se puede solucionar comprando otro; como si se tratara de un ordenador o un móvil. Aparte de que más que comprar, lo preferible es adoptar uno de alguna protectora o perrera. 
Eso es lo que haré si el día de mañana quiero tener otro; la verdad es que por ahora no tengo ganas porque llegará un día que también se morirá y no quiero volver a sufrir todo ésto.
Además, vivo con mis padres y ellos no quieren más perros en casa; así que ya me lo pensaré cuando me independice.

Era un ser querido; y como tal, el proceso de duelo es similar a cuando perdemos a un familiar o amigo humano. Por tanto, no me avergüenzo de decir que he llorado la pérdida; que he pasado noches sin poder dormir por éste motivo, así como días sin ganas de comer, ni de absolutamente nada, e incluso con episodios de ansiedad; notando el corazón más acelerado de lo normal.
Que por mucho tiempo que pase, siempre estará en mis pensamientos y en mi corazón.
Entre un perro y su dueño, se crean vínculos afectivos muy fuertes; a su manera te dan su cariño y su compañía; y eso, después de tenerlo durante un tiempo, el día que falta se nota.
Era lo mejor de mi casa; lo que yo más quería.

Se trata de la primera muerte cercana a la que me enfrento y toda esta mezcla de sentimientos es nueva para mí.
El dolor algún día lo superaré, pero a ella no la olvidaré nunca.

Dicen que siempre hay que quedarse con lo bueno... 

A continuación enumero los mejores recuerdos que tengo de ella:

Recuerdo con cariño y echo de menos cómo se ponía de pie sobre las dos patas traseras y aguantaba un rato así; incluso daba algunos pasos. Cuando labraba a todos los que entraban en mi habitación, excepto a mí.
Y cuando gruñía a todo el que se me acercaba. Siempre estaba dispuesta a protegerme; a veces mi madre jugaba a hacer que me pegaba, para ver su reacción. Siempre le gruñía y a veces se tiraba a morder. Una vez vino mi tio de visita y cuando me fue a dar un beso, ella empezó a ladrarle como loca.

Cuando le dábamos algo de comida con la mano, ella lo cogía con mucho cuidado; muy tranquilamente, para no hacernos daño sin querer, como hacen otros perros al arrebatarnos el alimento de la mano con ansia.
Era muy mimosa; cuando la estaba acariciando y en algún momento paraba, pasaba su cabeza por debajo de mi mano para que siguiera. Y se subía y sentaba sobre mis rodillas a veces cuando yo estaba mirando cosas en el ordenador. Se dejaba querer por todos, mi abuela también le tenía cariño y muchas veces le traía huesos. Ella también lloró cuando supo la noticia y vino a vernos.


Esos alegres recibimientos al llegar a casa, cómo le gustaba tumbarse encima de un peluche grande que tengo en mi cuarto, el ladrar y salir corriendo cada vez que alguien llamaba al timbre o a la puerta... Siempre saludaba alegremente a todas las visitas. Si estaba fuera, arañaba la puerta o la ventana con más ansia que normalmente.

Siempre que yo salía me esperaba en la puerta; pero no sólo cuando me iba a la calle. Incluso cuando iba al baño ella me esperaba ahí al otro lado de la puerta.
Si estaba dentro de casa y yo salía al patio a tender o recoger la ropa, ella me acompañaba y luego volvíamos a entrar juntas.

Le gustaba mucho lamerme las gotitas de agua de las manos cuando terminaba de fregar, o de las piernas al salir de la piscina o la ducha.
Si estaba en el patio y yo en mi cuarto, siempre estaba tumbada en el alféizar de mi ventana, para no perderme de vista y ladraba si alguien más entraba a mi cuarto. O se asomaba a la puerta que da a la cocina, si yo estaba ahí.

Y cuando estaba en el otro patio; el de la entrada; que solía ser en verano cuando en el otro poníamos la piscina, a veces saltaba la cancela y se salía; sobre todo cuando no estábamos, porque iba en nuestra busca; a veces cuando nos íbamos caminando la veíamos aparecer siguiéndonos, y la llevábamos de vuelta a casa. Cuando nos íbamos en el coche, también se salía aunque en este caso no la veíamos; pero siempre volvía y nos esperaba en la acera, junto a la cancela. Cuando llegábamos se ponía a dar vueltas alrededor del coche hasta que nos bajábamos y se venía conmigo, con miedo a la bronca de mi madre porque sabía que escaparse estaba mal.
De último también se iba cuando tenía el celo, incluso estando nosotros en casa; pero nunca llegó preñada, así como tampoco le llegó a pasar nada en ninguna de escapada.
Una vez atacó a un ratón que estaba en la terraza, para evitar que entrara en casa. Lo mató.
Cuando teníamos periquitos y mi madre se ponía a hablarles, ella se ponía celosa y se levantaba sobre las patas traseras para que le dijera algo a ella; también cuando mi hermana la entraba por la mañana y yo aún estaba acostada, venía directa a mi cuarto, se levantaba también y apoyaba las patas delanteras en la cama a esperar que me levantara.

Aparte de los recuerdos abstractos de momentos vividos, también tenemos recuerdos físicos: Mi hermana guardó en una caja todas sus cosas: Arnés, correa, cuencos, pelotas, etc. Yo debo tener guardado en algún sitio algún collar anterior a cuando decidí ponerle el arnés. Además, conservo su cartilla y tarjeta del veterinario, y unos pelos suyos que recuperé de la papelera de mi cuarto; pues se lo había cortado poco tiempo antes de morir.
Sólo falta el cepillo con el que siempre jugaba, y un cojín como complemento de la cama; porque mi madre los tiró.

Echo de menos incluso lo más insignificante; como sus huellas marcadas en el suelo de cuando entraba con las patitas mojadas o cuando yo acababa de fregar.

Os cuento esto no por llamar la atención ni nada de eso; como algunos pensarán.
Simplemente es un acontecimiento que me ha marcado; que me ha causado una tristeza que me ha quitado las ganas de todo. Ganas que poco a poco voy volviendo a recuperar.


Por tanto, lo escribo en primer lugar como homenaje a ella porque se lo merece; además de por necesidad de desahogarme y porque este tipo de cosas me cuesta decirlas hablando; me sale mejor al escribir. Y porque vosotros; mis lectores, sois también mis amigos y con los amigos se comparte todo; tanto los buenos como los malos momentos.



Invierno


Recién pelada para pasar bien el verano.



Recién bañada.

En el peluche donde siempre le gustaba tumbarse.





D.E.P  Kimba   06-05-2007 --> 05-01-2014 

Ahora tengo en el cielo un angelito de 4 patas, al que he querido dedicar un pequeño espacio de mi blog a modo de homenaje.

Vivió poco tiempo, pero fue suficiente para brindarme todo su cariño y ganarse el mío.

Rubber Balls