Me
dirijo a ti para dedicarte amablemente unas palabras, ya que hace
tiempo estoy viendo ciertas cosas en tu actitud que no me terminan de
agradar.
Primero
he de decirte que, como tú bien sabes, no es la primera vez que te
quejas de que mi perro ladra. Pero... ¡Es un perro! ¿Qué quieres
que haga, que toque la guitarra? Además te recuerdo que tú también
tienes un perro, y no es de los que no ladran nunca. Por no decir que esto se pasó de castaño oscuro. ¿Dices que tu hijo grabó con la puta blackberry al perro ladrando para enseñárselo a mi madre? ¿Qué coño hace tu hijo grabando mi terraza de mi casa sin mi permiso? Eso es mucho peor; si no es allanamiento de morada, está bastante cerca.
El
segundo punto que tengo que comentarte es que, nadie es perfecto. Tú
has protestado en más de una ocasión por los ladridos de mi perro,
pues bien, yo también tengo algo de lo que quejarme y nunca te he
dicho nada. Tú a cada dos por tres montas fiestas en tu casa hasta las
tantas de la madrugada. Es algo continuo, como una vez al mes o cada
15 días, más o menos (Por hacer una aproximación)
Y
eso es música a todo volumen y ustedes gritando y dando golpes hasta
las dos de la mañana o más. Por lo menos a esas horas de la noche
no ladra mi perro. Porque esas son horas de silencio, de descanso, y
tú te dedicas a armar escándalo con tu gente. En ese caso podría,
no necesariamente tengo que ser yo, sino cualquier otro vecino que no
pueda dormir por tu fiestita, no sólo quejarse o como mínimo
decirte respetuosamente que bajes los decibelios; sino directamente
llamar a la policía y que vengan ellos a haceros callar.
¿Que
por qué me pongo tan extremista? Simplemente porque, a la mañana
siguiente de una de esas juergas tuyas, mi madre te comentó que mi
padre no había podido dormir y tenía que levantarse a las 4 de la
mañana para ir al trabajo, y tú le respondistes “Que se fastidie”
¡Encima! ¿Alguien en algún momento te faltó al respeto para que
tú contestaras así?
Pero
ahí no se queda la cosa, sino que también has mandado a mi hermana
a callar o dejar de dar golpes y hacer ruido cuando, por las tardes,
en horario normal de estar los niños están jugando, ella está en
la terraza riendo, gritando, jugando o cantando como niña que es.
¿Por qué tiene uno que callarse en su propia casa? ¿Acaso te mando
yo a callar en tus fiestas nocturnas?
Ni
a mí ni a ninguna otra persona normal se nos ocurriría, desde la
calle, mandar a callar a uno que está haciendo lo que le da la gana
en su casa.
Y no sólo eso, sino que además, cuando te pones a hacer cambios o reformas en casita, tampoco respetas los horarios de descanso. A ponerse a pegar martillazos y usar el taladro a las 8 de la mañana, domingos incluidos. ¿Crees que eso es normal?
Y no sólo eso, sino que además, cuando te pones a hacer cambios o reformas en casita, tampoco respetas los horarios de descanso. A ponerse a pegar martillazos y usar el taladro a las 8 de la mañana, domingos incluidos. ¿Crees que eso es normal?
Todo
esto me parece fuertísimo, luego cuando me ves en la puerta de casa,
en el colegio recogiendo a los niños, o donde sea que coincidamos,
me saludas con tu amabilidad que ya no sé si es sincera o falsa; y
te devuelvo el saludo, aunque llevas escrito en la cara “Lo que
necesito es una hostia”.
Por
todo esto, quiero pedirte por favor, que pares de meterte en lo que
los de tu alrededor hacemos en nuestras casas; y te ocupes de la
tuya, de tu vida y de tus asuntos; de corregirte primero tus fallos;
y cuando lo hayas hecho, entonces ya hablamos de la vida de los
demás.
Muchas
Gracias
Eso
si quieres ir por las buenas, porque si quieres ir por las malas,
todo lo que he dicho antes de empezar esta frase lo resumo en,
simplemente:
Si
tú estás harta, mis padres, mi hermana y yo lo estamos más. Estoy
tan harta de que tú y todo el mundo se metan en mi vida que te
regalaría un billete de sólo ida rumbo a la mierda. ¿Lo captas o tengo que ser más directa?
Porque eres la que más me está tocando las pelotas; como
me quiten el perro por tu culpa, me la pagas.